lunes, 22 de septiembre de 2008

El comienzo de otro fin

Es luz, es aire, es sonido. Olor de algo nuevo. Candor de un nuevo mundo. Es el todo resumido en una de sus partes. Conjugación de imágenes, de vivencias y de recuerdos de otras vidas ya casi olvidadas. Son emociones que empiezan y que no terminan; que se elongan a lo largo de un cono simétrico que hace las veces del revés de un vórtice. Aglutinación de vida. Mí ánima se encuentra aquí. Talvez siempre ha estado ahí, a la espera de una nueva evolución. Esta conciencia que estoy narrando, no es cuerpo ni es alma: simplemente y talvez, es un hálito a secas; una novedad sin causa ni efecto; una historia nueva que podría comenzar. Los rasgos de esta especie de existencia aún no se han configurado, aunque probablemente, se prefiguran en mi sorda voz.

Por supuesto que este cuerpo de él o ella, se conforma desde esta cierta informidad. Se acompasa por su espíritu. Por una bruma estantigua de vida que acude a esta presencia. Sin embargo, ya no es él o ella: ahora soy yo. Una esencia vívida dotada de ánima, y un cuerpo muerto, dotado de su última expiración. Condensación denominada como vida. Materialización conclusa de un nuevo comienzo. La luz, el agua y la vida se conciben mediante el placer de la existencia. Soy feliz. Soy un nuevo ser. Amor u odio; violencia o sapiencia; cuerpo producido por otros dos cuerpos que se aman, se odian o tan solo se desean. Los motivos de mi ser ya no importan. Porque simple y sencillamente, tan solo puedo existir.

Sin embargo, aquello que dijera que era el motivo de mi existencia, se ha materializado en fastidio. Es la emancipación de todos mis sentimientos; es la extinción de mi aliento que deseaba tornarse en vida. Porque ya no siento eso que es especial. Aquello que sería mi vida. Ésta, que hasta ahora había sido mi única morada, está siendo violentada. Todo el horizonte que se encontraba delante de mí se ha desfigurado. Este yo que pretendía ser, ahora, simplemente vuelve tan solo a estar. Un soplo de vida a secas. Novedad que nunca vio la luz. Ánima pretenciosa que no encontró cabida en este mundo de la vida, y que por eso mismo, le fue denegada su propia vida. Sin embargo no importa. Porque desde aquí en donde me encuentro, seguiré buscando mi destino. Después de todo, no merecía esta vida.

1 comentario:

Mónica Montaña Soto dijo...

“Una esencia vívida dotada de ánima, y un cuerpo muerto, dotado de su última expiración…”. Encuentro en este texto una altísima sensibilidad y una prosa de calidad envidiable. La terminología, que de lejos se vé que ha sido recogida en un proceso muy juicioso de lectura, afecta muy positivamente este conmovedor relato, que se convierte en luz de sensaciones diversas, tocando lo más profundo del sentir respecto al tema. Es agradable leer y ver una mirada diferente, que nos lleva más allá de la experiencia simple y cruel, hasta convertirse en sensación pura. Excelente texto.